lunes, 24 de septiembre de 2012

Servicio a la comunidad


Lo admito: me googleo (vamos, quién no). Un poco por vanidad, pero básicamente por curiosidad.

Y así es como descubro la existencia de ciertos sitios que publican todos los datos personales de uno como si fueran propios. Y por más que un DNI no es ningún secreto, me violenta que existan estos sitios. Sé que la vida online tiene el precio de un ida y vuelta inmanejable, pero algunas cosas deberían tener más misterio. Si alguien quiere saber algo que se tome alguna molestia, no todo puede ser tan fácil.

Así que agarré y llamé a estos sitios, pedí que dieran de baja los datos que nunca autoricé que subieran como contenidos propios. En otros casos, había que llenar una solicitud por escrito (encima eso) y en otros ni siquiera te daban la opción.

Con la pezuña rascando la tierra y el humo por la nariz entré a navegar y decubrí algo que seguramente otros ya deben saber pero yo no lo sabía: que podés pedirle a Google que te saque de algunos sitios. 
No sé si servirá o no, pero por lo menos me entretuve. Así que aquí va mi pequeño servicio a la comunidad por si alguno quiere intentar remover sus datos de sitios donde no quiere que figuren. 

Paso 1: ir a la solapa de privacidad (dentro de configuración)


Paso 2: ir a herramientas

 Paso 3: ir a panel de control


Paso 4: ir a presencia en internet / cómo eliminar contenido no deseado 


Paso 5: ir a eliminar contenido de otro sitio




Paso 6: ir a herramienta de solicitud de eliminación de URL pública de Google



Paso 7: Pegar la url para actualizar los datos 




Y ahora a esperar a ver qué pasa (para verificar, limpien el caché de la compu, of cors).

Avisen si funciona.



viernes, 21 de septiembre de 2012

Desde el aire: acá está


El sábado pasado (15/9) se presentó la novela "Desde el aire" escrita por Mariela Ghenadenik (AKA: Muppet M. AKA: moi).

El evento estuvo buenísimo. Hubo algo de familia que viajó especialmente a mi segundo hogar (=NY), familia que ya estaba por ahí. Escritores de NYU, curiosos y hasta mi psicóloga (pura casualidad).

Una de las cosas más lindas que se dijo del libro es que en cada línea se nota que hay puesto mucho deseo. Y sí, coincido. Escribí la novela con mucha pasión, a lo largo de diferentes momentos de mi vida donde hubo de todo. 
Y acá está. Me siento como cuando en el Rey León levantan en brazos a su primogénito. 

Sin más, lo presento:




viernes, 7 de septiembre de 2012

“Desde el aire” se presenta en NY







El próximo sábado 15 de septiembre a las 19.30 horas, en la librería McNally Jackson (52 Prince St.,NY) se presentará Desde el aire, la primera novela de la escritora argentina Mariela Ghenadenik. 

Editada por Díaz Grey Editores, la novela cuenta la historia de dos mujeres que parecen saberlo todo sobre ellas mismas, pero que en realidad no saben casi nada y bucean sus confusiones a lo largo de un relato por momentos oscuro. Ofrece una mirada por completo lúcida e impiadosa acerca de ciertos ritos urbanos donde los personajes desovillan sus neurosis, en una trama narrada desde una voz poderosa e infrecuente dentro de la actual narrativa argentina.

“Una comedia triste y sorpresiva, por momentos sórdida, ligeramente introspectiva, ensamblada a través de las pequeñas tragedias de personajes que bien podrían ser como nosotros. Mariela Ghenadenik -de quien alguna vez se dijera que es el secreto mejor guardado de la llamada Nueva Narrativa Argentina- construye una trama en la que los lectores parecemos mirar las cosas desde afuera -o desde el aire-, sabiendo que en el momento menos pensado podemos caer en picada,” dice Félix Bruzzone en la contratapa. 






martes, 4 de septiembre de 2012

Hoy: presentación de la antología "Ante el fin del mundo"



Hoy 4 de septiembre a las 19 hs. en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543) se presenta la antología "Ante el fin del mundo", compilada por Guillermo Tangelson.


Autores:

Florencia Abbate, Azucena Galettini, Julia Coria, Nilda Angeli, Silvia Schujer, Federico Simonetti, Alexis Javier Winer, Florencia Pacifico, Flavia Propper, Tomás Wortley, Gervasio Noailles, Roni Bandini, Matilde Wentzel, Gabriel Vommaro, Flavio Schiaffino, Ana Cecchi, Belén Caccia, Nelly Alvarez, Keki González, Fernando Chulak, Maximo Chehin, Matías Castelli,  Mariana Skiadaressis, Maxi Matayoshi, Mariela Ghenadenik, Guillermo Tangelson, Samanta Schweblin, Estrella Gioia, Hernán Pueyrredón, Pablo Toledo.



Delfín del mundo - Mariela Ghenadenik (extracto)

"Como la mayoría cree que el fin del mundo en Buenos Aires va a ser con un tsunami del Río de la Plata, lo que se puede hacer o no debajo del agua es un tema recurrente en el vestuario antes de cada partido de fútbol.  
Jugamos los martes, cinco contra cinco: Honguito, Rancio, Mudo, Joaco y yo contra Turbio, Facha, Lagarto, Cebolla y Gordo. Ninguno me cae demasiado bien; les digo amigos porque no tengo otros y con esto del fin del mundo nadie quiere hacerse nuevos."


lunes, 3 de septiembre de 2012

Regodeo





A veces escribo cosas en cuadernos. Gesto penoso si los hay, pero me sirve bastante cuando estoy empantanada. Aunque me cansa el gesto físico de agarrar una birome y un papel, mancharme los dedos de tinta y engrosar el callo de mi dedo, escribir me ordena y aclara tanto como caminar tres horas sin parar.




Tuve una época de mucha, muchísma rosca que lo único que hacía los fines de semana era caminar toda una mañana sin parar. Sábados y domingos sin importar la hora en que me hubiera ido a dormir. La consigna era hiperventilarme hasta no poder hilar una idea detrás de la otra. Caminar rápido a lo Forest Gump hasta que dejara de patinar la cinta.

Caminar es mucho más efectivo que sentarse a escribir con una cabeza tóxica. Pero si la rosca toca de madrugada no quedan muchas opciones y así es como acumulé mis oscuridades más vergonzantes en decenas de cuadernos. Mi promedio es 5 años, como las boletas de mi casa. Son hojas que pasan factura del pasado.


Pero existe un nivel aún peor que escribir cosas y guardarlas: sentarse a releerlas. Traer cosas que en otro momento fueron importantes y hoy me causan gracia, ternura, pena o bochorno. Nadie quiere escucharse a sí mismo, tener un archivo propio de un momento sin distancia ni autocrítica.

Una amiga me dijo que ella tiró todo lo que tenía porque si sus cuadernos la sobrevivían no iba a poder soportar el bochorno post mortem.

En mi caso no tengo tanto drama con que alguien lea mis idas y vueltas. De todas maneras me deshice de varios tomos porque verdaderamente no da que algunas cosas caigan a manos desprevenidas. 
De lo que no estoy muy convencida es de la intención de guardar los que sí guardé. Se basa en una idea un poco extraña donde yo muy viejita me releo sentada en una mecedora porque mis pocos afectos ya están todos deschavetados y no tengo con quién hablar. 
Un poco extraña por suponer que 1) yo sí voy a estar en mis cabales 2) me voy a entender la letra y 3) esos cuadernos pueden entretener a alguien.

Sospecho que los tiraré todos a la papelera de reciclaje. La idea del automuseo me parece aún peor que regodearse escribiendo cuadernitos.
Mejor salgo a caminar así puedo llegar a vieja.