jueves, 12 de julio de 2007

El Cuis




Detrás de su aspecto pequeño e indefenso, este animalito nervioso esconde una actitud predadora. Sus ojos son como un scanner capaz de detectar la menor oportunidad de intervenir con un comentario artero o una patadita por debajo de la mesa. Su hocico diminuto husmea hasta encontrar la más recóndita de tus debilidades y es allí donde da el zarpazo. Por lo general, al cuis le va bien en la vida pero su eterna inseguridad lo obliga a desear siempre lo que otros tienen. Los cuises pueden ser más o menos inteligentes, pero su astucia siempre estará puesta al servicio de publicitar lo poco o mucho que hayan logrado. En más de un caso, el modus operando de un Cuis se basa en aprovechar el trabajo ajeno: tras el argumento de la “solidaridad”, la “capacidad crítica” o las “ganas de ayudar”, se aprestan a destrozar el trabajo de los demás con una lengua filosa, que esa mirada de mosquita muerta pareciera contradecir. En el fondo no son tan malos como la Comadreja, pero un Cuis no dudará en hundirte si con eso consigue su Bellota del Día.