domingo, 5 de junio de 2011



Trato de escribir. Abro la supuesta cantera de ideas y fragmentos que me recomendaron guardar para tener donde ir si me trababa o bloqueaba.
 Ahí está la carpeta, el fondo del frasco donde se acumula un cementerio de ideas que se llaman muerto en el placard, maniquí, desde el asiento de atrás, más que una relación de plomería, parrafadas, panquequera, muerto en el
placard 2, perros isleños, Isla Maciel, subtes y feos, etc.

No me animo a borrar la carpeta aunque son cosas que ya no las miro así.

Me pongo a ver videos en You Tube. Como en una película bobocha de esas que me encantan -donde el amor se legitima sólo si se hace el ridículo ante un auditorio/cancha de bésibol/avión/restaurante que aplaude- unos padres grabaron y subieron a You Tube una canción dedicada a sus hijos que se casaban.

No sé extactamente cuál es el límite de hacer el ridículo. Exponer qué cosa es
hacer el ridículo.

Uno de mis archivos dice así: "Tampoco la sonrisa lobotómica que no registra
matices. Pero el nonono hace que las cosas salgan con bronca."

Terminé el capítulo 1 de mi segunda novela. No quiero escribir el 2. Tengo
fragmentos desparramados, sé cómo sigue, pero no quiero que siga así.

Tengo escrita y reescrita varias listas de cosas. Escribirlas es fácil. Quiero dejar de hacer listas, pero tengo miedo de olvidarme lo que alguna vez pensé que quería hacer.
Estoy donde quiero estar y sin embargo no tengo dónde ir. Duda: eso es estar bien o es estar estancada.

Otro archivo dice "IDEA: Si veo un panadero volando, ¿es el deseo de alguien?
¿Qué pasa si lo atrapo? ¿Se lo cumplo o se lo arruino? Si pido un deseo y el panadero está sobrecargado. ¿Estalla?"



No hay comentarios: