martes, 26 de noviembre de 2013

Hoy


A veces todo lo que necesito es escribir un rato. La locura, la saturación, el dolor de cintura, las ideas que se pegotean porque se entrechocan de la poca ventilación. 
Respiro hondo, hago algunos ejercicios de estiramiento. Me lo tomo con calma. Lo bueno de las ideas rotas es que no me interesan demasiado y van al papel sin mayor cuidado. Sólo quiero que salgan de mí, como quiera que sean. Cuando esoy así no me interesa ser una linda imagen de mí misma. No me interesa regodearme, sólo quiero salir y no verme más enroscada.

Abro en la página donde quedé, no me interesa opinar sobre lo que está escrito, no quiero la vanidad de lo que opino de mí misma. Hoy estoy cansada de mí y necesito olvidarme por un rato de las mismas críticas.
No sigo una pauta, no proyecto futuros sobre lo que escribo. Lo escribo y punto. No me importan cuántas páginas logro, cuántas faltan, qué pasará después.
Escribo.
Y me siento un poco mejor.

domingo, 7 de julio de 2013

viernes, 3 de mayo de 2013

Con el inconsciente al aire


Hoy caí en la cuenta de que mi inconsciente es Alice in Wonderland. Mezcla de fantástico con creepy y a la vez femenino e infantil. Muchas veces me pregunté si eso cambiaría con los años y al parecer, no. Mis sueños siempre tienen algo de esa cuota. 
Por ejemplo, ayer, sonié con un bichito multicolor que se quería quedar a vivir en mi casa y yo lo mandaba a volar desde el balcón. En el medio, el bicho me trataba de negociar "casa y comida" "un lugarcito entre el pinito y el aloe" y yo dudaba. Me trabajaba la culpa entre suspiritos, pero finalmente yo le decía que no, que se tenía que ir aunque me daba una pena tremenda.

Me pregunto si los demás inconscientes también tendrán una especie de personalidad. Sería lindo reunir a los inconscientes de mis amigos en un cocktail. Me imagino las charlas: uno con cabeza de tomate y cuerpo de Bob Esponja con anteojos de Sorrouille le dice a otro que siempre anda para todos lados con una sombrilla: "los bichos usan copyright," en un intento absolutamente fallido de hablar de clonación. 
Habría una cierta lógica hudiza, pero sería el oído lo que en realidad motorizaría la acción. Porque de clonación sale clonazepán y cloaca y se van todos a buscar un baño y en el medio se olvidan de lo que fueron a hacer y aparecen en una  terraza tratando de razonar con un bicho bolita.

A veces me gustaría tener a mi inconsciente frente a frente. Sería imposible un diálogo, porque yo le preguntaría: por qué me complicás tanto entender los sueños y ella me diría "cactus es ajedrez" mientras se come un dentifrico. Estaríamos así hasta el infinito: yo tratando de entender, ella divertidísima bailando alrededor de unas luces de Navidad.


jueves, 14 de marzo de 2013




Tengo una relación sadomasoquista con mi google reader. 
Y como toda relación perversa, empezó sin darme cuenta. Al principio el servicio me pareció inútil. Después pensé que me estaba perdiendo de algo y así empecé. Al principio era mirarlo por encima, apretar "marcar todos como no leídos" y ya.

Pero con el tiempo y un poco de embole un día empecé a leer salteadamente algunas cosas. Feeds totalmente inútiles, hasta que ya no podía vivir sin entrar a leer, irme de vacaciones sin entrar a ver qué se ponía la flaca que graba videos para decirte qué ponerte. Después empecé a no soportar que se me acumularan los feeds y me resultó imposible dejar de leer cómo hacer un conejo relleno de paella valenciana, cómo fabricar velas horrendas, combatir la alopecia y programar HTML5.

Miro casas con decoraciones de interiores megalómanas, do it yourself cada vez más reventados, consejos para hacerme rica, rankear bien en klout y que mi jefe (que no tengo) me quiera.

Ahora resulta que el Google Reader se jubila el 1 de julio y estoy muerta de angustia. tal vez podría usar todo ese tiempo inútil en otra cosa, pero en lo único que pienso es en cómo reemplazar el reader por otro feed.



martes, 12 de marzo de 2013

Strangelove





El amor fraternal es raro. El talón de Aquiles de este vínculo parecería ser la traición y muchas veces lo es, pero lo cierto es que no todos los vínculos de hermanos sufren de esa debilidad. 

Sí, en todos los casos, la relación es por lo menos compleja: no es amistad, ni una relación entre colegas, no hay trascendencia conjunta, ni proyectos que sostengan el largo plazo, el Edipo es relativo, en general hay toneladas de celos y lo único que verdaderamente hay en común es la infancia. 

Muchas veces los celos se aceptan y no son un obstáculo porque prevalece la lealtad y el amor. Pero el vínculo tiene dos enemigos: no es incondicional como el amor de padres a hijos y eso impide que se sostenga unilateralmente.
Lo segundo es el tiempo. O, mejor dicho, la suposición de que el tiempo no puede afectar algo tan verdadero como el amor y la infancia. 
Es cierto: el tiempo no puede corromper algo sólido, pero sí corroer hasta que un día nos damos cuenta de que la infancia es ese lugar imposible adonde volver.