martes, 12 de marzo de 2013

Strangelove





El amor fraternal es raro. El talón de Aquiles de este vínculo parecería ser la traición y muchas veces lo es, pero lo cierto es que no todos los vínculos de hermanos sufren de esa debilidad. 

Sí, en todos los casos, la relación es por lo menos compleja: no es amistad, ni una relación entre colegas, no hay trascendencia conjunta, ni proyectos que sostengan el largo plazo, el Edipo es relativo, en general hay toneladas de celos y lo único que verdaderamente hay en común es la infancia. 

Muchas veces los celos se aceptan y no son un obstáculo porque prevalece la lealtad y el amor. Pero el vínculo tiene dos enemigos: no es incondicional como el amor de padres a hijos y eso impide que se sostenga unilateralmente.
Lo segundo es el tiempo. O, mejor dicho, la suposición de que el tiempo no puede afectar algo tan verdadero como el amor y la infancia. 
Es cierto: el tiempo no puede corromper algo sólido, pero sí corroer hasta que un día nos damos cuenta de que la infancia es ese lugar imposible adonde volver.


2 comentarios:

Mer (ex Tulip) dijo...

Muchas veces los lazos de sangre están sobreestimados.

Muppets de Balcón dijo...

En principio seguro que no son infalibles :)