sábado, 4 de octubre de 2008

El llamado

Por Pablo

otra vez nadie más yo
quieto sin dejar de mover las manos
adelantándome en el café
en las tostadas
en la ventana fría
y en la imagen del estadio
vacío
con los murmullos del partido de ayer

otra vez
con la barba crecida
y esas canas que asoman entre los libros
salidos de mi biblioteca
los que no entran en mi biblioteca
todos sin leer

apuro el desayuno con dos cucharadas de azúcar
del frasco grande
la azucarera siempre vacía
con rocas secas en el fondo
y la hornalla encendida para calentar
el ambiente

otra vez nadie más yo
pese a la mujer que amo
desnuda recién
salida de la ducha
secándose en mi acolchado
y los libros sobre la mesa de luz
cubiertos de polvo
y boletos de colectivo

la miro a los ojos
y esa hormiga se me sube a los pies en la calle
otra vez a los teléfonos públicos
como si el llamado
fuese
la realidad

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