viernes, 29 de febrero de 2008

Un viaje de ida

Por Muppet M

Todos tenemos algún vicio. Es imposible y sospecho de quien no los tenga. El punto es cuándo un placer se convierte en otra cosa.
Casi siempre me duele algo de la espalda: el cuello, el hombro, la cintura. Ya de chica descubrieron que mi columna necesita cuidados especiales y entonces: natación, danza, no cargar peso, no correr, sillas ergonómicas, apoyapies, tratar de no cruzar las piernas, etc. Nunca acepté ponerme ninguna clase de cosa para corregir algo que podía corregir con ejercicio ni mucho menos tomar pastillas porque después esas mierditas terminan teniendo demasiado poder. Pero, sin embargo, con el tiempo, sin saber del todo cómo, lo que empezó como un placer ocasional creo que hoy puede diagnosticarse como una adicción.
Y, lo peor, es que está socialmente aceptado, que hasta habla bien de uno mismo cuidarse el cuerpo "con tantas obligaciones el bienestar es también una obligación". Palabras grabadas por Satán en uno de esos cassettes ded Xuxa y publicadas en miles de revistas que encima te dan todas las direcciones de donde podés ir a que te pongan las manos encima.
Mi última perdición es un lugar con nombre de jardín y la que atiende es la personificación de Al Pacino en El Abogado del Diablo, sólo que ella tiene bigotes. Ayer me ofreció sacar un abono. Cual junkie perdida pensé en alternativas para iniciar mi colecta, cómo lograr que alguien colabore con mi causa, ya que ese maldito abono es imposible de pagar.
Anoche soñé con mi mayor aspiracional: internarme en una clínica donde todo el tiempo me hagan masajes, que me soben hasta dejarme inconsciente y que después me metan en alguna cama con almohadas mulliditas y edredones suavecitos y sin darme cuenta despertar después de 14 horas, acucharada por alguien que cuando despierto me acaricia el pelo hasta que otra vez me quedo dormida.

lunes, 25 de febrero de 2008


Por Muppet M

Mi kioskero que es de Ucrania.

No sé cómo se llama ni cuándo llegó al país, porque nunca logré que me hablara, a pesar de que en invierno me la pasé preguntándole si el frío que hacía era en algo parecido al de su tierra natal, si alguna vez había estado en Siberia y si el borscht lo tomaba frío o caliente. Una vez hasta le dije "spasiva" (gracias) cuando me dio el vuelto.

Ahora, cada vez que me ve, se adelanta a darme los chicles sin que se los pida.

Yo lo tomé como un gran avance en nuestra relación, pero creo que en realidad sólo se impacienta.

miércoles, 13 de febrero de 2008


Dicen que las etapas de un duelo (de cualquier índole) son cinco:

Negación
Ira
Negociación
Depresión
Aceptación

Como estoy atravesando un duelo amoroso, me puse a leer cómo es esto porque la verdad es que necesitaba aclarar qué eran todas esas sensaciones que me suceden a cada minuto.


Mis afectos (que son lo más de lo más de lo más de lo más) dicen que sólo es una cuestión de tiempo. Pero como soy ansiosa, me empecé a preguntar ¿en qué etapa estoy (ahora a las 3.45 pm)?
Quiero que este duelo amoroso sirva para algo bueno.
Si tengo que sufrir, que no sea al pedo.

Me pregunté qué puedo hacer para atravesar este momento de una manera sana. Si en esto valiera el "hacé lo que sientas" a veces la angustia podría colarse, cumplir un deseo de satisfacción inmediata que no traería bienestar a largo plazo (como súbitamente darles bola a los que me rondaban mientras estaba de novia. Por lo menos es gratificante saber que algunos aún están por ahí).
Así que me conecto con el trabajo, hablo mucho, hago danza, salgo a fiestas, miro Lost (quedé rezagada porque lo venía mirando con mi ex a quien que le gustaba racionar las cosas e ir a otro ritmo).

Además de estas actividades, me escribo mails con esos afectos que no son los amigos que te bancan llorar a moco tendido y te dan una soga para atravesar el túnel lleno de cacona (y que además tienen toda la fe de que voy a salir limpita), sino esos esporádicos, que aparecen golondrinamente, pero no por eso son menos nutritivos.
Bueno, hoy un querido amigo (que se llama Ariel) me dijo que me parezco a Haylie Duff, la de "Napoleón Dinamita". Ni idea quién era. Pero la guglié y si ya ayer me venía subiendo el ánimo, con esto quedé divina.

Por Trotamundos