jueves, 30 de julio de 2009

Odios rápidos




Por Muppet M


  • La gente que dice "fui al cine con Fabián" y no te explican quién carajo es Fabián.
  • La gente que dobla el diario para leerlo. Y lo dobla prolijo, como si fabricaran un origami, alisan el aire del papel con el primer nudillo del dedo mayor derecho y acompañan el sonido de la hoja aplastada con una respiración bien honda para destaparse la nariz, logrando que ambos sonidos sean exactamente iguales al mismo tiempo.
  • La gente que en un café deja todo el diario doblado (son los enfermos del punto anterior) y después resulta imposible volver a armarlo para leer algo de manera razonable.
  • La tecnología en general. Que cada vez que instalo un programa o algo nuevo en la computadora, me salten carteles con sonidos que me dejan en offside, que soy un poco imbécil, que siempre me falta la actualización 9.2.22.33, que si estoy segura de cosas, que si quiero recordar claves, que, que, que. Odio esta lógica Mc. Donalds de empujarte la cuchara en la boca, de preguntarte si no querés un poco más, de señalarte permanentemente la falta. ¿Qué son? ¿Mi madre?


lunes, 27 de julio de 2009

Hojas - viento



Por MG

Las hojas, alas tensas de un insecto volador
verdes, amarillas, un poco blancas
Tiemblan

Tic tac
el tiempo de verte

Las hojas, marchitas
copian el viento en círculos
llueven con el aire

Un abrigo que cubre la calle
se abre con el viento

Flotan panaderos
burbujas de flor
Llueven
hojas marchitas
flores muertas
Tallos sin capullos

jueves, 23 de julio de 2009






Este tema me gusta mucho, mucho, mucho.
Especialmente me matan tres o cuatro cosas:

1) El eco de "FactoríaFactoría" de fondo
2) Que cuando se "amigan" en el video los dos tienen anteojos negros
3) La parte de la letra que dice:

cuando estamos en la camita baby we are burning
te lo hago toda noche tambien in the morning

4) Que no puedo dejar de bailarlo, así, con todos los gestos del reggaetón.

miércoles, 22 de julio de 2009

Sobre los aromas


Por Muppet M


No es sólo que no me agradan ciertos olores, sino que no hay poder humano ni racionalidad posible que me aleje de ciertas combinaciones feromónicas. Será que va directo al cerebro, no sé. Para mí es lo más parecido a tomarse una cápsula de irrealidad. Por eso creo que si algún día se inventara finalmente el tansbordador de materia, estoy segura de que tendría el mismo mapa molecular que un aroma (ni idea cómo sería eso).


***
Para mí los aromas no tienen que ver con el gusto, sino con el tacto. Van directo a la piel. Es una aparición de los planos paralelos, un chssst y un dedo que toca el hombro para que te des vuelta a sentir otra dimensión.


***
Yo no entiendo porqué están tan paranóicos en los aeropuertos, si son espacios inhumanos, sin olor. Ni un gérmen puede sobrevivir. Ni siquiera en el free shop hay olor de verdad. Hay perfumes, pero no hay olor.


***

Cuando sucede alguien en mi vida, cambio de perfume. Dejo atrás la piel anterior (si es eso posible). Me compro una crema con otra fragancia, esas cosas. O a veces (es involuntario) sucede que alguien viaja y se compra un perfume o un desodorante nuevo que yo (egoísta) ayudo a elegir. Ninguno sabe que esos perfumes que se compran son el mejor regalo que pueden hacerme, son tatuajes invisibles en el hipotálamo. Sólo míos, totalmente secretos que nadie podría jamás decodificar ni controlar.

Los otros no saben el aroma que generan, nunca nadie sabrá qué aroma me recuerda a quién.

***


No. A veces no es posible dejar atrás la piel anterior aunque se cambie de crema, de desodorante, de shampoo, de jabón, de perfume, de rutinas, de horarios, de barrio, de país.

***

Es difícil compartir la referencia a un aroma, que una misma (fragancia) sea una autopista hacia un lugar compartido, pero a veces pasa. Uno de mis hermanos y yo, por ejemplo, sabemos perfectamente a qué nos referimos cuando algo "tiene olor a Estados Unidos".

Las ciudades tienen olor distintivo y creo que cuando puede identificarse en cualquier parte, en cualquier cosa, es que ese aroma tiene cierta forma de hogar.

***

La primera vez que me enamoré tenía 12 y se llamaba Hernán.

Creo que nunca nos hablamos en los dos años que duró nuestra "relación". Yo estaba tan enamorada que le escribía cartas de amor que jamás le envié (ahora no escribo cartas, pero es más o menos parecido).

Lo conocí cuando cumplí 12, vino a mi casa de colado y cuando abrí la puerta me enamoré. Me llama la atención cómo algunas cosas no se modifican por más edad y experiencia que suceda en el medio, porque me siguen gustando más o menos la misma clase de hombres: timidones, perfil bajo, pero con algo intenso en la mirada y después, surprise! Será porque yo también soy un poco así.


Hernán siempre me sacaba a bailar. Si nos cruzábamos en una fiesta, él me sacaba a bailar. No me quedaba claro que yo le gustaba, porque sólo me sacaba a bailar, nunca me hablaba, ni me invitaba tampoco a tomar un helado o algo así. Pero como me gustaba mucho y no esperaba nada bailaba siempre con él que me respiraba cerca del cuello.

Ahora me doy cuenta que él es el responsable de haber inaugurado esas sensaciones que me pasan en la nuca a veces.

Bailábamos un cassette entero, vuelta y vuelta y el siguiente. Sin parar. Se me cansaban los brazos, pero no importaba. Esperaba ese momento en que él juntaba valor para subir despacito. Yo contenía la respiración y cuando se acercaba demasiado no lo podía evitar. Me sobresaltaba y me iba (al balcón, al sillón, donde fuera).

Él se enojaba bastante. No me decía nada, pero iba y sacaba a bailar a otra. Me miraba desafiante mientras bailaba con Verónica. No cerraba los ojos ni siquiera cuando la cosa se ponía más intensa entre ellos.
Yo me enojaba porque qué necesidad hay de que estén con otra.

Después pasaba un tiempo y me volvía a buscar y si podía me me corría a la salida del colegio, o me rompía un cuaderno, esas cosas. Yo me dejaba corretear, pero nunca me acercaba, nunca tampoco concretaba.

Así quedó entonces la historia con Hernán: trunca.

Años después me pasaría muchas veces más. No exactamente así, pero sí eso de tener que dejar atrás historias desencontradas con personas que te sacuden el piso, que te miran mientras bailan con otras.

***

Los abrazos fuertes de Hernán me los acuerdo hasta el día de hoy. Y en esa época, me duraban una eternidad. Lo que más me conmovía era descubrir el perfume de él en algún abrigo que yo hubiera usado en alguna fiesta.

A través de una amiga, que era prima de un amigo de él, averigué cuál era el nombre del perfume que usaba. Ahorré durante bastante tiempo y cuando junté suficiente lo compré. Pedí que me lo envolvieran para regalo y una vez en casa lo escondí en el placard para que nadie lo descubriera.


A Hernán lo echaron del colegio al que iba y no vino más a las fiestas, ni a la salida de la escuela, ni a los demás lugares donde nos cruzábamos.

Nunca le di el perfume. Lo tuve conmigo mucho tiempo y cada noche antes de dormir le rociaba el mameluquito rosa de mi muñeca y la abrazaba al dormir.

***


Algunos abrazos, algunos aromas, todavía los extraño.

miércoles, 8 de julio de 2009

Ojos, ojos.

Por Matías



De pronto la vi
Sentada en su sillón
De salón novelesco,
Paredes de madera
Y aire color ámbar
Bañaban los libros
De olor a leña,
A fuego.
Me sorprendió acurrucada
Envuelta entre sus pelos
Nublados y rasguñados de negro,
Largos como el placer
De ese sueño quieto.
Sumergí mi mano
En su lomo pantanoso
Y la caricia
Encendió el romance,
La chispa sagrada
Del roce efímero.
Dejó la calidez borravina
De su trono en penumbras
Y nos siguió a la cocina
De pisos helados
Como luces blancas
Para verme comer
Y pedirme
Más manoseo.

Ya olvidados
El uno del otro,
Escucho una voz
En la mullida habitación
Del primer piso
Que dice:“Mirá a quien te traje”.
Recostada a mi lado
Sobre el acolchado,
Empapada en pelos
Y en bigotes,
Tentáculos felinos
De candor arisco,
Se sometía feliz
A mi parsimonia amorosa,
Me ofrecía un costado
De su rostro su oreja izquierda,
El otro su oreja derecha,
Y así, precisa
En los intervalos,
Rotaba su cabeza
Exigiendo simetría en la caricia
Y reclamaba:
El hocico hacia el cielo
Ofrecía la mandíbula
Dando lugar a mi dedo
Y al rasgueo frágil
De su garganta
En un movimiento pendular
Cada vez más
Sinfónico,
Ronroneábamos ahogados
Por la pompa infinita
Del trance.

Levitando en su divino
Ensueño de rutina,
Hundí mi mano
En el pecho flotante
Y enloqueció:
Hipnotizada de furia
Y sorda al perdón
Clavó en mí
Sus ojos filosos
Color miel
Para arrastrarme
Al cadalso
Y vengarse.
Lúcido, quité de sus ojos
Los míos
Y en un pestañeo de frustración
Volvió cada uno a su mundo,
Como debía ser:
Ella al sosiego perezoso
Y yo a la conversación
Con Javi.

martes, 7 de julio de 2009



Te vi (después). No nos vimos en realidad.
Algo se desperezó como (una piedra en el agua, otra cosa). El eco deformado, permanece. Un gong grave, un palo que golpea en el centro y me hace temblar.
Las sensaciones se acomodan como un velo. Estoy bajo el agua y el reflejo es plateado, el cuerpo es blanco, casi muerto.
Estar juntos es tener los ojos abiertos debajo del agua.
Nadamos cerca de la arena que es una caparazón de tortuga, la luz se entrecorta en hexágonos de mar. Un minuto después flotamos cerca de la superficie, con los ojos abiertos nos miramos.
No hace falta respirar.
Me quito el maquillaje. La ropa, el aroma a nosotros.
Salgo del agua, tomo aire. La bruma se dispersa. Los colores son amarillos, naranjas. Nítidos.
No debo soñar. No debo dormir nunca más. No Tengo que estar despierta tampoco.
No sé qué hacer sin vos.


jueves, 2 de julio de 2009

Cosas que me pasaron estos días



Por Muppet M

1)

Me encontré un par de alianzas en la calle. Sin grabar, sin datos. Iba por una calle de noche, me encontré la cajita. Un borrachín que venía en bici también las vio y nos preguntamos qué hacer, si llevarlas a la comisaría, dónde devolverlas si no había nadie cerca que se le pudieran haber caído.
Esperamos un rato, él se probó una de las alianzas, yo la otra. A los dos nos calzaba perfecto una y otra.
Por un instante estuve casada con un anónimo.
Quise donárselas, pero no aceptó.


2)

Olvidé el DNI en la mesa de votaciones. Me di cuenta 48 horas después.
Tuve que soportar la humillación de Mirta, la de la entrada de la escuela, que me repetía "no, vos CREÉS que lo perdiste".
Luego, un periplo por la policía, el Correo, la Junta Electoral, etc. todos con cara de "qué mamerta, cómo te vas a olvidar el DNI." Y a todos les explicaba que me distraje porque les doné mi plasticola para el bienestar común de todos los paranoides (como yo) que temían lamer el sobre y así nos distrajimos y que era culpa de la fiscal de mesa que tendría que haberme chistado para que volviera a buscar mi documento.
Al final, di con la papeleta que certifica que soy yo.


3)

Fui integrada a una cadena de mails de un grupo de personas que no conozco. Una gente tiene mi dirección por error, se juntan los viernes y después comentan por mail lo bueno que estuvo.
Les avisé que me estaban llegando por error a mi casilla, pero no me quitaron de su cadena y yo leo las recomendaciones de películas y libros que se pasan y tomo nota, capaz estén buenas.
Me pregunto si habrá salido bien el evento que estaba organizando Andrea y quién será ese tal Gervasio de quien hacen chistes todo el tiempo.


4)

Intenté ir al supermercado porque mi desabastecimiento ya era escandaloso. La fila daba vuelta la cuadra y me acordé cuando en alguna época era normal llenar dos o más changos en cada compra.
Así que me fui a casa y compré por internet. En la góndola virtual, no había más botellones de agua (las seislitronas) de ninguna marca. Goao, qué locura y compré lo que había.
Como me confundí el día en que venía el supermercado, tuve que llamar para arreglar otro y apenas en un día "varias cosas se fueron del stock, por la situación actual".
Me dejaron sin: postrecito Ser crocante, Frutigran, vinagre, Casancrem, sopas Ser de zapallo, salsa de tomate La Colina, Ayudín ropa blanca, canela.