Por Pablo
en este cementerio de teléfonos públicos
me protejo en la capilla
donde unos viejos celulares
con antena
lloran la sobrecomunicación
de este siglo
y se prestan carilinas
mañana mismo naceré
de las pestañas de un lector
poeta irresuelto catalán
que me vigila
frente al nicho
de mi padre
sentado ahí en el jardín
con sus lentes negros
y su gabán gris recién comprado
habla por un aparato gigantesco
y suena justo detrás
una cabina de la telefónica
con el vidrio astillado
cuando atiendo
una voz automática
pide que marque uno si…
y dos si…
y tres si…
pero sé que es él, el poeta
de nuevo, mi catalán
marco uno
y el mensaje se repite
marco dos y el mensaje se repite
y marco tres…
me protejo en la capilla
donde unos viejos celulares
con antena
lloran la sobrecomunicación
de este siglo
y se prestan carilinas
mañana mismo naceré
de las pestañas de un lector
poeta irresuelto catalán
que me vigila
frente al nicho
de mi padre
sentado ahí en el jardín
con sus lentes negros
y su gabán gris recién comprado
habla por un aparato gigantesco
y suena justo detrás
una cabina de la telefónica
con el vidrio astillado
cuando atiendo
una voz automática
pide que marque uno si…
y dos si…
y tres si…
pero sé que es él, el poeta
de nuevo, mi catalán
marco uno
y el mensaje se repite
marco dos y el mensaje se repite
y marco tres…
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