miércoles, 30 de enero de 2008

A mitad de camino...

Por La Mujer Imperfecta

.. entre el cielo y el infierno, el freelo es un verdadero limbo.

El cielo:

- Ahorro en subte = aprox 40 pesos. Ahorro en almuerzo = aprox 200 pesos. Trabajar en pijama = priceless.

-Los teletrabajadores somos alentados por el mercado tecnológico, ya que el 90% de las novedades techies (suponiendo que podamos comprarlas) está destinada a que cada vez movamos menos músculos para hacer el mismo trabajo.

-Podemos chatear a piacere, sin necesidad de tener una ventana abierta en un documento de trabajo para apretar Alt + Tab cuando haya moros en la costa.

-No hay que hacer tiempo hasta las seis cuando no hay laburo. Quizás, sí, desesperarse un poquito, mientras miramos por cuarta vez la tercera temporada de Lost.

-No hay que usar tacos, ni camisas, ni trajes, ni un pase colgado de la solapa que diga que le pertecemos a una división de Ventas o de MKT.

-No hay que soportar las encuestas de clima, los proyectos de Total Quality Management, los planes de carrera ni ninguno de esas eufemísticas atrocidades con la que la gente de Recursos Humanos trata de convencernos de que nos encanta sentar el culo en la silla durante 9 horas para hacer más méritos que la chirusa de la compu de al lado.

El Infierno:

-Lidiar con contadores, secretarias y seres anónimos que te dicen que no, todavía no está el pago, mientras uno trata de entender que además de periodista, diseñador o arquitecto también es jefe de su propio departamento de cobranzas.

-El bajón laboral de los meses de verano (un mes sin salario no son exactamente vacaciones).

-La cantidad de tareas accesorias y obligatorias (preparar sumarios, imprimir-llevar-y-traer-facturas, presentar carpetas y proyectos, etc.) que llevan más tiempo del que quisiéramos y suelen ser bastante tediosas.

-Que tu mamá o tu suegra llamen en medio de un cierre para contarte que florecieron las magnolias porque no hay forma de que les entre en la cabeza que vos trabajás en tu casa.

-La tendencia de todo freelo a hacerte laburar los fines de semana porque así como no hay un horario fijo de trabajo, tampoco hay un horario fijo de ocio.

martes, 22 de enero de 2008

Karma K-million

Por Muppet M

La cosa es así: empecé un trabajo nuevo y una compañera usa un perfume que apesta. ¿Hay alguna etiqueta que ayude a decir de manera elegante "olés a rancio"?
Pero no sólo eso: lo peor es que me pega en la memoria emotiva porque hace unos años trabajé con una loca barata que después me enteré que en su vida privada cobraba caro, se "bancaba la que fuera" y a mí me hacía la vida imposible.
Y como el perro de Pavlov, me surge el miedo anticipatorio, empiezo a encontrar coincidencias presentes con las circunstancias pasadas y me siento en el túnel nostálgico del tiempo, o más bien en el tren fantasma, medio frikeada con eso de que uno piensa que evoluciona y de pronto todo se tiñe de rancio.
¿Será que siempre terminamos eligiendo lo mismo?

viernes, 18 de enero de 2008

Quedate con el cambio

Por La Mujer Imperfecta

No sé cuándo me gusta más Javier Bardem: si como policía lisiado en Carne Trémula, como rellenito desempleado en Los lunes al sol, como escritor cubano en Antes que anochezca, como Ramón Sampedro en Mar Adentro o como asesino-serial-con-el-corte-más-ridículo-del-mundo en la nueva de los Coen. Quizás tenga razón mi chico cuando dice que si “ese gordito” me atendiera en una estación de servicio jamás le daría bola, pero yo tengo la sospecha de que por lo menos le dejaría bastante propina.