lunes, 28 de julio de 2008

Hoy lunes...


Por Mujer Imperfecta


Todo bien con el tupper, pero ya empieza a ajustarme acá, acá y por el lado de la sisa.

miércoles, 23 de julio de 2008

Presentación de la antología Uno a Uno


El lunes 28 de julio a las 19.30, Diego Grillo Trubba presenta "Uno a Uno", una antología de cuentos sobre la década de los noventa.
El evento es en "Eterna Cadencia", Honduras 5574 y es gratis.

lunes, 21 de julio de 2008

Desbarranking suit



Aquí una apropiada vestimenta Barry Gibb (sin zapatos blancos para evitar angustia innecesaria).
Ahora sí: barranca abajo de cabeza al cenotafio de las Malvinas en Plaza San Martín.
Aunque tal vez deba esperar unas semanas... Si bien La Mujer Imperfecta goza de inmejorable estado atlético, la Trotamundos anda con pierna ortopédica/bota de ski gracias a un esguince causado por hacer trencito con Mafalda y otros personajes extravagantes en una fiesta donde sonaba Rafaela Carrá. Luego, en la guardia del Alemán, Jesús la trasladó en silla de ruedas por los oscuros pasillos de radiología y Habló con Ella. La diferencia es que Ella le contestaba.

Gracias a Mr_Wrong por este aporte.


Dialoguitos

Por Muppet M y Muppet S

Muppet S dice:
bueno, es como evangelina anderson, digamos

Muppet M dice:
qué linda que es esa chica, por dio

Muppet S dice:
re

Muppet S dice:
es un gato

Muppet M dice: obvio

Muppet S dice:
pero un gato lindo. Como pamela david pero con más lomo.

Muppet M dice:
más linda que pamela david. Y no puede tener ese culo

Muppet S dice:
yo le tocaría el culo

martes, 15 de julio de 2008

Mañana

Por Mujer Imperfecta

Ella duerme sabiendo que existe una buena posibilidad de despertar en un lugar distinto. Al abrir los ojos, descubre que estamos en medio del campo. Se levanta como puede, camina, corre y trepa el alambrado para, a los gritos, llamar a los caballos y a la oveja guachita que se esconde en el monte. Por la tarde visitamos el corral de los patos: ella los persigue, da la vuelta al árbol y llega hasta el bebedero de las gallinas. Alguien, en un descuido, deja caer un huevo. La tierra absorbe la clara. Los patos y las gallinas corren, se empujan para comer los restos de yema desparramados en la tierra. Alguna de esas gallinas debe ser la madre, pienso mientras Ella mira la escena con esos ojos abiertos de cuando yo la veo y sé que entonces entiende, que entiende todo. Después vamos hacia el lado de la casa y el perro que nos esperaba detrás de la cerca del gallinero lame los restos de yema que los zapatos de Ella dejan en el pasto. No quiero pensar en mañana. Pronto va a ser de noche, es demasiado tarde y está demasiado oscuro para que ella trepe, como trepa ahora, hasta lo alto del molino. Alguna vez, pienso, yo también fui así de audaz.

jueves, 10 de julio de 2008

Tipititapitipum


Por Muppet M

Uno de mis peores defectos es ser muy irritable. Me exasperan gestos insignificantes de gente anónima. Por ejemplo, no soportar el jogging de una señora que está delante mío en una fila. Cuando una boludez me irrita no puedo concentrarme en otra cosa que eso que me molesta. Entonces, los cinco minutos que conviviré con la visión de ese jogging serán los peores de mi vida.

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Una de mis compañeras de trabajo es buena, pero no la soporto. Detesto el tono que usa cuando habla por teléfono y habla por teléfono el 80% de su tiempo. Y toma un brebaje que revuelve cada 3 segundos. O se enoja y se queja (también, el 80% de su tiempo) y como es inglesa putea en londinense y grita "ooouuu noooouuu" y yo me contengo para no hacerle burla (a veces, cuando nadie me ve, le saco la lengua).

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Hay gente que declama obviedades como grandes revelaciones y que cree que ser sensible todo el tiempo es sinónimo de algo que estaría bien. A mí me hace un ruido tremendo, pero prefiero fingir asombro. A veces es más fácil que explicar cosas.

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Por momentos creo que está mal ser así, que está mal querer dar mil patadas justicieras a cualquier imbécil. Que todo el mundo debería caerme bien porque de lo contrario terminaré comprobando que soy una energúmena.

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Y entonces trato de refutar que soy una intolerante. Y entonces me obligo a tragarme personajes pedorros, a reprimir el zarpazo con el que le cruzaría la cara a más de uno, nublo un poco la vista para que ciertas cosas dejen der ser tan notorias.

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El otro día compré por internet (a veces lo hago, no me gusta empujar el changuito en el super, tienen las ruedas torcidas y me convierto en mala onda. Una vez una señora me pidió si podía cargar el monto de mi compra a su discoplus -yo no tengo discoplus- y le dije que no porque no se me cantó la gana. Ahora siento tanta culpa que ofrezco que todos carguen su discoplus y absorban la plusvalía de todos en sus tarjetitas). Bueno, compré por internet y, entre otras cosas, compré dos calabazas. Duran mucho, quedan lindas puestas ahí en mi changuito al lado de la heladera, entre las cebollas y los ajos. Y, sobre todo, duran mucho. Pero me trajeron una que más que de jardín, esta ya iba al primario.
Nunca en la vida había visto una calabaza podrida. Lo máximo que logré fue pudrir huevos (esos sí que pueden estar una eternidad en la heladera, como la paciencia de algunas personas. No de la mía, claro está).
Me pareció un evento tan extraño, tan novedoso que ni siquiera me indigné.
Me di cuenta que lo que me indigna es lo que no me provoca curiosidad.
Las visiones que se logran con una calabaza podrida.