martes, 26 de mayo de 2009

Leyéndome a mí mismo

Por Robert Lowell

Como tantos otros, me envanecí lo justo y más aún.
Al principio prendí cerillas que hicieron hervir mi sangre
estudié de memoria las astucias que encendían el río.

No sé porqué jamás escribí cosa alguna a la que regresar.

Puedo pensar que ya acabé con las flores de cera
y que gané un lugar en las laderas menores del Parnaso...

No se hace una colmena sin una abeja
que junte cerco a cerco celda a celda
la cera y miel de un mausoleo.

Esta redonda cúpula demuestra que está vivo quien la hizo
el cuerpo del insecto pervive envuelto en miel
ruega porque su obra perecedera viva
lo justo para ser profanada por un oso glotón.

Este, mi libro abierto
mi abierto ataúd.

(de: "Por los muertos de la unión y otros poemas")

3 comentarios:

Santiago Maisonnave dijo...

Uf, muy buena. No sé bien por qué, me recuerda a James Tate. En lo formal no deben tener mucho en común, pero hay algo medio inexpresable -para mí- que los une.
Saludos, Muppets.

Muppets de Balcón dijo...

Querido Trescaidas:

No soy muy entendida de poesía, lamentablemente (por ahora). Esta me pareció increiblemente hermosa ¿no?
Besos!

Santiago Maisonnave dijo...

Muppet, yo tampoco soy un entendido en poesía -soy más prosaico que el bife de chorizo-; pero sí, ésta me pareció muy buena.
Acá subí algunas traducciones de poemas de James Tate. Estoy seguro de que son bastante malas -las traducciones... las poesías me encantan-; fíjese qué le parecen, y a ver si usted también encuentra algún elemento en común. Yo creo que ya sé por dónde van los tiros.
Un abrazo.