miércoles, 20 de julio de 2011


Hay días en que mis únicos mails y llamados son de trabajo, en que el twitter no me entusiasma, que nadie dice nada en Facebook, ni me mandan mensajitos por el celu, no me anda el chat, espero mails que no llegan, etc.

Esos días me agarra una ansiedad digital intolerable para la que por ahora no encontré plan de contingencia.

Después que me puse al día con los mails plomo que dejé colgados (o los que tenía ganas de tener tiempo para responder) y que revisé mis cuentas de mail en desuso para borrar 208 mails de spam, me quedo sin recursos para manejar el cosquilleo que me agarra en la punta de los dedos.

Tanta es la sed que entro a navegar por mi cuenta bancaria (?) a ver si descubro alguna novedad excitante, limpio los archivos de mi escritorio, reordeno las etiquetas de mails, paseo por blogs de conocidos que ya nadie actualiza y leo todas las porquerías que junta mi google reader.

Podría canalizar esto hacia alguna otra cosa. Pero la ansiedad no se lleva bien con la producción creativa y mucho menos disciplinada (como corregir un par de cosas, por ejemplo).

En el fondo el cosquilleo tiene una manera de despejarse. Pero no puedo hacer nada al respecto. Sólo dejar que se enfríe.

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