Con paciencia, la fiera camina agazapada tras los cortinados y la torta de tres pisos. Todo en la fiesta contribuye a la indefensión de su presa: la emoción del momento, la omnipresencia del leit motiv marital, la tortura de los stilettos, la desinhibición del alcohol, la gula desatada detrás de los bocaditos (¿cuánto pueden engordar dos docenas de rolls de kani kama?), la presencia de una o varias mujeres que inevitablemente están mejor vestidas que una. De a poco, el cuis se aproxima a la gacela que, inadvertida del peligro, concentra su atención en el pasito de baile de la hembra alfa que sí, tiene zapatos verde metalizado, mientras engulle un pincho de tomate cherry, muzzarella y albahaca, versión conceptual de la ensalada caprese.***
El ataque del cuis puede asumir múltiples formas, pero casi siempre responde a un acertado diagnóstico acerca del punto débil de su víctima: si la presa llegó sola a la fiesta, le hablará sobre las comodidades de la vida en pareja; si fue recientemente abandonada, le contará todo sobre su propio casamiento dos años antes. Si el novio de aquella se niega a salir a la pista, el cuis se explayará acerca de las dotes de bailarín de su compañero cuis (actual marido). Si la víctima es lo bastante incauta como para aceptar consejos de Celestina, el animalejo señalará al espécimen masculino más anodino de la fiesta (es ideal para vos). Por fin, si la gacela parece inmune a todo comentario amoroso y se contenta con su plato de frutas bañadas en litros de chocolate, el cuis le hará notar lo apretado que le queda el corset del vestido.
7 comentarios:
Hace muchos años que no me invitan a un casamiento (ya todos mis conocidos pasaron hace tiempo semejante trance)pero si alguien lo hace, le voy a explicar que en el blog Muppets de Balcón se expusieron unos argumentos tan contundentes que decidí no volver a ir a ninguna fiesta. Gracias, son un servicio a la comunidad.
Comulgo con Alicia, después de leer esto no me quedan ganas de ir a ningún evento de este tipo. Incluso, ni ganas de casarme. A ver si lo hago en una pileta y resulta que descubro que entre mi gente o la del susodicho hay un cuis que se atreve a preguntarle a alguna para cuándo espera familia, mientras la pobre incauta ni por las ramas está embarazada... Nonono. Pero pido un poco de justicia para el animal cuis. Esta pobre especie no tiene la culpa de la perversidad humana, y esto quizá da lugar a una cacería sin cuartel del simpático bichito (nunca se saben los alcances de la comunicación globalizada).
Los Playmobiles casamenteros, un feliz y cómico hallazgo que celebro jocosamente y que solo estos muppets podían encontrar! :D
Cariños,
La Colorada
Querida Alicia:
Para eso estamos.
Querida Color:
Comprendo tu debilidad por los animalitos, pero en este caso, el cuis no merece piedad.
Cual Artemisas de la era moderna, ustedes, Muppets de Balcón, están munidos de todo lo necesario para disparar sus sublimes saetas y cazar a estas viles criaturas humanas que efectivamente no merecen piedad...
Color de Melo
esperare la parte III para ver que pasa con el cuis, en todo caso, me pregunto que musica le gusta escuchar a la mujer de zapatos verde metalizados
mi muppet favorito era el que tocaba la bateria
salute!
Altamente reveladora tu descripción, Muppet querida.
Confieso que me gustan los zapatos verde metalizado. Aunque es imposible combinarlos sin que el resto del outfit parezca una excusa para amortizarlos (porque el caprichito salió una fortuna).
besos,
A.
Caricatura existencialista:
Una persona dueña de zapatos verde metalizado se me ocurre que tiene buen gusto para la música, es ecléctica y divertida.
El que tocaba la batería era un muppet sacadísimo y muy, muy divertido. Comparto.
Esperemos que haya parte 3.
Querida Alicia:
Los zapatos verde metalizado pueden ir con jean y remera blanca. En Luz Príncipe se consiguen unos muy lindos.
Besotes
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