martes, 18 de marzo de 2008

La suma de todos los miedos


Por Muppet M

Hay miedos más obvios que otros.
La mayoría de la gente tiene miedo de cosas que implican peligro, como caerse de un precipicio y cosas por el estilo.
Hay miedos obvios, los que sufrimos con las películas de terror y después de ver alguna (aunque las evito por todos los medios), tengo que caminar por mi casa con todas las luces prendidas y no suelto la percha por nada del mundo (por cierto, una vez quise probar la resistencia de la caja de luz y encendí todas las luces existentes en mi casa. Pero no, no explota nada).
Ciertos miedos incluyen esa adrenalina porque la propia habilidad y la suerte juegan por partes iguales; como aquella vez que me quedé atrapada en la mitad de Las Heras y Salguero: los colectivos casi me raspaban y si no quedé aplastada contra el asfalto fue de pura suerte y porque siempre fui muy escurridiza.
Hay otros miedos que se mezclan con el asco y creo que ese es un buen comienzo para una fobia: pensar en una araña, por chiquita que sea (salvo que esas que parecen medio mosquitos y se mueven medio como pulguitas) me hace pegar un salto, sentir escalofríos, arrugar la cara y pegar un grito, todo eso junto.

Una vez en el Delta, una sudestada trajo toda clase de alimañas, algunas muy curiosas. Pero más que un poco de asco no siento nada por esas criaturitas. Pero cuando una araña negra y verde, de dimensiones descomunales intentó coronar mi cabeza bajando por la pared, hice un grand jeté hasta la habitación pegando un alarido y, a pesar de los escobazos valientes de quienes me acompañaban, no pude salir hasta el día siguiente y me tuvieron que pasar la comida por abajo de la puerta (por suerte el baño estaba dentro de la habitación). Debe ser algo en las patas, en cómo se mueven. (Ajjj, no sé. No puedo pensar ni medio instante).

Y hay miedos ridículos, como cuando de chica cualquier luz que se moviera en el cielo me hacía pensar en Ovnis que me venían a abducir, a dominar la Tierra como en Invasión Extraterrestre y por las dudas practicaba caras de niña intergaláctica en el espejo (Kyle, el morocho, estaba TAN bueno...). He llegado a despertar a mi papá por las noches, diciéndole que tenía miedo, que se quedara conmigo, pero me daba verguenza contarle qué era lo que realmente me daba miedo, hasta que finalmente le decía y él me aseguraba que esas cosas eran puras fantasías pero ¿cómo podía él realmente saber que no aparecería una flota de naves nodrizas alguna vez?

Lo más ridículo de todo es que ciertos miedos de la infancia todavía permanecen. Por eso no voy al Uritorco, ni juego al Ouija ni tampoco camino por encima de los aire y luz de los subtes. Y esos miedos se suman a otros, que acumulé de grande, que no se remiten a un objeto ni a una acción, sino a una serie de sucesos y conceptos. Y esos miedos no se manifiestan con feromonas, ni adrenalina ni gritos o saltos. Son certezas pavorosas, frases que la mayor parte de las veces empiezan con un "Nunca voy a..." "Siempre va a pasar que..."

8 comentarios:

Unknown dijo...

Sí, el aire y luz del subte!
Y cualquier "reja" en el piso. Mi hermano (mayor, of course) me decía en la infancia que te caías por ahí y quedabas como fideítos y acá estamos...nunca más pisar una.
Me tengo miedo a mí cuando empiezo nunca tal cosa o siempre tal otra.
La certeza es mala consejera.
laura d

Muppets de Balcón dijo...

Querida Laura:

¿Vos también tenés miedo de esas rejitas???? ¡Qué bueno que no soy la única!!! Es irracional y completamente idiota porque aunque la reja (que por cierto es de hierro) se abra y se caiga, más que una quebradura no te pasa. A veces me desafío y camino por ahí, pero tengo que volver porque se me acelera el corazón.

Besos!

Anónimo dijo...

Es verdad que Kyle estaba buenísimo. Y Donovan también!!! De chica con todo mi grado junto (3º, 8/9 añitos) jugabamos a V y yo era Robin y disparaba con mi escuadra...
Los ovnis no me dan miedito, pero las cucarachas sí. Sin darme cuenta siquiera, repito los alaridos de mi madre cada vez que veo una; no sé si será el Eterno Retorno o un buen ejemplo de condicionamiento Pavloviano.
Cariños
La Colorada

Muppets de Balcón dijo...

Querida Colo:

¿Qué será de la vida de Kyle? Aunque prefiero recordarlo joven y morocho.

Besos

Anónimo dijo...

Miedo a los ovnis? Nooo, subí al Uritorco que es lo mas!!!

Yo tengo miedos que se convirtieron en manias, como no poder dormir con las puertas de los placares abiertos (¿debiera decir placards?)y nunca pude decir CANDYMAN 3 veces seguidas en el espejo del baño a medianoche, por miedo a que se materializara por detras de mi espalda.
Si bien sé que es un miedo rídiculo, algunas veces a la noche, mientras me lavo los dientes, me viene su nombre a la cabeza y quiero dejar de pensar en ello, pero no puedo.

En fin, sobre miedos.....
La maga

Muppets de Balcón dijo...

Querida Maga:
No puedo soportar la idea de ser abducida por seres con un sólo ojo o humanoides portando piel semi reptil. Aunqe algún día enfrentaré mis miedos...
Lo de los placares lo puedo entender perfectamente. Si bien no me da por ahí, me acabo de acordar que una vez me perdí en la oscuridad de mi habitación, y cada vez que creía haber encontrado la salida a esa espiral, todas las veces era la puerta del placard.

Anónimo dijo...

Sabes que me da miedo?? LA POSIBILIDAD DE LA SOLEDAD A LARGO PLAZO.

Muppets de Balcón dijo...

Querida Carola:

Como díjo alguna vez M Thatcher (no tengo la menor idea de dónde lo sé y mucho menos porqué la estoy citando. Sepan disculpar) "that possibility, simply doesn´t exist".

Besos.