miércoles, 30 de abril de 2008

Casas

Por la Mujer Imperfecta

Me gusta visitar las casas de los recién mudados, que me muestren sus cocinas, avanzar por pasillos que no conozco tratando de adivinar cómo serán las habitaciones detrás de las puertas.
Cuando muestro mi casa empiezo siempre por el living, el balcón a la calle, las piezas, de ahí al escritorio y a la cocina, un crescendo espacial que termina en el patio -chiquito, pero después del balcón parece siempre más amplio- y la parrilla bajo las hojas del paraíso. Prometer poco para cumplir con facilidad, es el mantra de los perfeccionistas.

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Hasta que se mudó sola, a los veintisiete años, mi amiga vivió siempre en el mismo edificio de cuatro ambientes de la calle Santa Fe. Yo, que a los diez ya había vivido en una casa, seis departamentos y tres países, imaginaba lo aburrido que debía ser mirar durante casi treinta años la misma pared en la pieza y, en el pasillo, las mismas puertas de la pieza del hermano, el cuarto de los padres, las mismas caras de un matrimonio de más de cuarenta años.
Cada mañana, rumbo al trabajo, mi amiga pasa por delante de la plaza a la que iba de chica y cada último viernes de mes se junta con sus amigos de la escuela primaria. Yo perdí mi álbum de fotos en un colectivo y apenas recuerdo las caras de mis compañeros.

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Mi amigo Andrés revisa entre sus libros hasta encontrar el vale por un viaje en teleférico que ganamos en aquella carrera de embolsados. Se pregunta qué pasaría si volviera veinte años después a cobrarse su premio. El problema, digo yo, es que allá sólo tenés un viaje en teleférico y acá tenés todo.
Antes de ayer, Andrés vino a conocer mi nueva casa con su hijo más chico. En un descuido, el nene trepó hasta el techo por las rejas del balcón y se perdió detrás del tanque de agua. Lo llamamos sin suerte hasta que oscureció. Anoche, cuando salí a cerrar la puerta del patio, lo vi sentado junto a la chimenea de la parrilla. Hubieras empezado por acá, dijo antes de bajar para darme la mano y caminar conmigo hacia el teléfono de la cocina.

viernes, 25 de abril de 2008

Final del juego

Por Muppet M

Hace poco aprendí a hacer malabares con 3 pelotas.
Tampoco es que ya estoy lista para ir a los semáforos ni me van a contratar para el Cirque du Soleil, pero digamos que un poco me sale.

Me di cuenta que hacía mil años que no aprendía algo nuevo físicamente. Todas mis (in)habilidades y ¿destrezas? las incorporé de chica (andar en bici, subirme a una barra de equilibrio, nadar, etc.). Después, todo fue teórico. Sobre todo en los juegos: estrategia mata habilidad: TEG, dominó, cartas... Todo pasa a ser mental (entonces me aburro, empiezo a hablar, me retan porque hablo y porque "no me concentro en el juego").
El objetivo, más que ganar, es hacer perder a alguien.
Y ya no se pone el cuerpo, sino fichas y eso se traslada a muchas otras cosas: alguien ficha a alguien, alguien es un "ganador/a", alguien la juega de loser, alguien pone fichas, alguien arriesga, alguien apuesta, alguien hace una movida, alguien lee entre líneas, alguien muestra sus cartas (o no), las caras tratan de ser de póquer, cada cual atiende su juego porque si no una prenda tendrá. No ser un Kasparov y adelantarse al movimiento puede llevar a "perder".
¿Perder qué?
Y si "ganás" ¿a quién le ganaste?

Yo creo en las ganas, por sobre todas las cosas. Y en la cancha, donde se ven los pingos.

martes, 22 de abril de 2008

¡Hoy es mi cumpleaños!


Por Muppet M

Entre saludos varios y cosas diversas, me dieron una tarjeta con una imagen parecida a esta que colgué. Me entró la duda, ¿me habrán querido decir que…

…soy una caja de sorpresas?
…soy una persona abierta y dispuesta a llenarse del conocimiento de los demás?
o
… que soy cuadrada y vacía?

Je.

Me encanta cumplir años.

jueves, 17 de abril de 2008

Por Muppet M

Hoy almorcé con mi amigo N. Estaba enojado, dolido (se indigna cuando se angustia, pero nunca lo reconoce). Se quejaba de que su chica no le quiere cambiar las cláusulas de liviandad. Eso derivó a una teoría bastante interesante acerca del chongaje, todo sea para evitar escucharme decir eso que no quiere escuchar (porqué no vas de frente en vez de dejar que todo se diluya, etc.) pero sé que hay momentos en que es mejor callar, profundizar en las teorías abstractas y usar el tiempo en criticar el elemento del comedero de las Galerías Pacífico.

Eso es hasta que él se cansa o se dispersa y entonces me pregunta cosas y no tengo más remedio que contarle que el reloj de los viajeros del tiempo me trajo al presente una Era lejana de mi vida y que estuve muy cerca de tirarme de bomba a la confusión. Las risotadas (el absurdo de mis dudas) me ayudaron a volver a la realidad y cuando salimos de ahí la nube tóxica de ayer, que había enrarecido mucho más que el aire, se había dispersado por completo.

miércoles, 16 de abril de 2008

Viajeros del Tiempo


Por Muppet M

Anoche me apareció un mapamundi en versión satelital, azul intenso con nubes blancas, ambos polos eran visibles al mismo tiempo.
Mientras lo contemplaba, una ola descomunal me transportó desde Hawaii hasta algún lugar de Europa del Este (probablemente Bulgaria) donde aterricé como un meteorito dentro del agua.

Sentí miedo de hablar con los lugareños porque no les entendía y porque pensaba que me iban a deportar al descubrir que yo no era de ahí. Pero resultaron muy amables, me hablaron en inglés y querían saber quién era yo, pero yo no me acordaba quién era. Tal vez por eso me tomaron las huellas digitales, pero yo no tenía ninguna.

Después descubrí que en realidad estaba en algún lugar de Francia y esta gente me explicaba cómo hacer la conexión de trenes para salir de ahí, llegar a Paris, recuperar mi pasaporte y al fin volver a casa.

jueves, 10 de abril de 2008

El otro yo


Por Mujer Imperfecta
De todas las aplicaciones que incorporé últimamente, el Facebook es la más careta. Si el MSN equivale al living de casa, con medias rotas y la cara sin lavar, el Facebook viene a ser el boliche, con la cara de paso-de-todo y los zapatos que hacen doler.
Están las fotos, por ejemplo. Subimos imágenes que nos muestran más o menos bien, más o menos interesantes. Fotos buenas, o sacadas hace mil años cuando éramos niños y felices y hermosos, o con un gato y una biblioteca llena de libros atrás, todo en blanco y negro o en sepia.
El problema es que después nuestros amigos suben fotos en las que estamos nosotros, y en las fotos de nuestros amigos no hay gato, no hay libros, no hay piedad alguna. Basta hacer clic en el mensajito que dice "Julieta has tagged 1 photo of you" para acceder al lado B de nuestra imagen social.
Si estás pensando en cortar con tu pasado, es hora de que sepas que alguien, en algún lugar de la red, guarda una foto que te muestra con un pantalón por encima del ombligo y abrazado a un Mickey gigante.

sábado, 5 de abril de 2008

Se solicita el paradero de:

Por Muppet M

- Una campera de jean

- Una media polera color lila (tan linda era...)

- Un zapato de tango

- Un par de anteojos negros

- Muchas monedas

- Una bolsa con ropa recién comprada (quiero llorar)

Extraviados en diversos taxis de la Capital

También se solicita alguna medicación para síndrome de ADD, que parece que es lo que vengo padeciendo.