lunes, 7 de mayo de 2012

Era (o ser) digital






Este fin de semana hice unas reformas en los placares de mi casa que consistieron en abrir unos boquetes para armar un espacio donde seguir guardando cosas.


Siempre me enorgullecí por ser bastante desapegada con los objetos en general, me asusta tener más cosas de las que puedo manejar y guardo sólo aquello que necesito o verdaderamente me importa. Por ejemplo: en mi biblioteca sólo hay libros por leer, dedicados o aquellos que me gustaron mucho y ahora que me regalaron un Kindle voy a ser aún más selectiva.
La música hace años que sólo existe en la computadora; el aparato de música se reemplazó por un coso que saca música desde el ipod. Regalé racks enteros de CDs y fue una liberación. Sólo me quedé con CDs autografiados o unos que un ex amigo me hacía especialmente para mí con tapas y todo.
Lo mismo pasó con las notas de mis años de periodista (scanee todas y chau) y en breve, la colección de películas de mi chico ultra cinéfilo pasarán a vivir dentro de un disco duro que se enganche a la tele.
Las fotos es lo único que no tiré. Las scanee, por supuesto, y mi espíritu fanático las organizó en carpetas tituladas: infancia, adolescencia, amigos, familia, viajes, etc.
Creo tanto en la ecología de los objetos que varias veces por año llamo al Ejército de Salvación o paso a mis amigas ropa/zapatos/carteras. Y a pesar de ser nostalgiosa, miles de cartitas, diarios adolescentoides, apuntes, etc. fueron a las bolsas que tocó estibar.


Cuando me mudé a mi casa actual, mi mayor orgullo era ser capaz de dejar unos cajones vacíos. Me angustiaba la idea de ser capaz de ocupar 4 placares con mi mismidad. Si podía dejar espacios vacíos entonces mi capacidad para lo nuevo nunca se iba a agotar.
Toda se me fue al piso mientras en el living se apilaban las vísceras de mi acumulación. Soy igual de enferma que cualquier ser humano, tal vez con impulsos de digitalizar mi vida entera y la estupidez ilusa de que no me angustia dejar espacios vacíos. 
La única diferencia entre un hoarder y yo es puramente cuantitativa.

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